lunes, 20 de junio de 2011

Hacerse mala sangre II




Actualmente muchas personas viven tiempos dificiles, ya sea por una situación familiar, laboral o económica que nos le resulta favorable no tranquilizadora. Es común, además, escuchar, ver o conocer noticias que generan temor, preocupación o desánimo.
Desde la psiconeuroendocrinología, se afirma que todo estado emocional influye sobre el organismo (ya sea para bien o para mal, según de qué emociones se traten) o, a la inversa, toda alteración corporal determina, modifica el estado emocional de un individuo (mens sana in corpore sano). Por ejemplo, el aislamiento afectivo es un factor de riesgo cardiovascular tanto o más importante que el tabaquismo, ect. O por el contrario, algunos cambios hormonales (como hipotiroidismo, período premenstrual o menopausia) pueden alterar el estado psicoemocional de una persona.
Cada pensamiento genera una emoción y, viceversa, toda emoción genera pensamientos. En ambos casos se movilizan hormonas y sustancias químicas de nuestro cerebro, que tendrásn una marcada influencia sobre todo en el organismo.
Aquellas personas que se hacen "mala sangre" viven mal y menos tiempo que quienes se sienten a gusto o piensan de manera satisfactoria/positiva.
Pero ¿qué es hacerse mala sangre? En nuestro medio significa hacerse problema por algo que no amerita, molestarse, enfadarse, irritarse por acciones de alguin o vivir atormentado por algo.
Cuando ocurre, en el organismo se produce la siguiente combinación: sube el nivel cortisol y disminuye el de la serotonina.
El cortisol es una hormona muy importante que fabrica la glándula suprarrenal y que ante situaciones de estrés o de emergencias, aunque transitoriamente su producción para que el organismo produzca mayor energía a fin de enfrentar ese determinado problema o peligro inmediato. Sin embargo, si la situación se prolonga, daña y mucho, tanto al cuerpo como al mundo emocional. Si permanece elevado, a nivel físico aparece un cansancio inexplicable, dolores de cabeza, palpitaciones, hipertención, transtornos digestivos, dolores, calambres musculares, falta de fertilidad, alteraciones menstruales, fallas de memoria o disminución de las defensas. Por otro lado, a nivel emocional se traduce en mal humor, irritabilidad constante, falta de deseos, visión negativa de las cosas, sentimientos de rabia, preocupaciones constantes y a veces ganas de llorar.
Por su parte, los niveles bajos de serotonina cerebral producen depresión, angustia y ansiedad, miedos, ataques de pánico, mal dormir, transtornos alimentarios y sexuales, enojos, obseciones y fácil tendencia a la impulsibilidad de todo tipo. Suelen, a su vez, estar asociados o generar dificultades en los vínculos familiares o sociales, lo cual empeora la situación psicológica y biológica del individuo. Por lo tanto, ante la presencia de cualquiera de las manifestaciones aquí mencionadas y en quienes se "hacen mala sangre" con facilidad, todo individuo debería consultar con su médico sobre la inconveniencia de medir sus niveles de cortisol y de serotonina, que en la actualidad se hace con un sencillo análisis de sangre.

Dr. Abdala

2 comentarios:

  1. Gracias por pasar. El texto no lo pude seguir mucho, porque tanta terminología cientifica me mareo jajaja es que soy tonto.

    Igual vi los otros posts, muy lindos. Es lindo ver gente enamorada les deseo lo mejor chicos! :D


    Abrazo de escultura hecha con cables de telefonos antiguos y comprada por un oriental por 500 litros de helado cubierto de hormigas

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Dejame un saludito bbé :$