domingo, 28 de agosto de 2011

La pena de ver siempre todo negro


La ansiedad, mala consejera. Hay una costumbre muy extendida entre los argentinos: preocuparse de más por lo que va a pasar o, peor aún, por lo que no pasará.

La ansiedad normal es una respuesta automática que se origina en la parte más primitiva de nuestro cerebro cuando reconoce la presencia de un peligro inminente. Su principal finalidad es evitar -a través del enfrentamiento o de la huida- toda situacion que se concidere un riesgo. Por lo tanto, un cierto grado de ansiedad es bueno y necesario para la vida porque ayuda al desarrollo del organismo y de la personalidad.
Pero cuando pasa de un determinado nivel se transforma en generadora de transtornos con una desagradable e incómoda sensación de aprehensión, que se acompaña de diversos síntomas corporales como, por ejemplo, malestares digestivos, mareos, contracturas musculares, dolores de cabeza, aceleración del pulso, sequedad de boca, sudoración de manos y ligero temblor.
Sin embargo, la manera más frecuente en que se expresa es con una reiterada y frecuente preocupación por el futuro que se vive con aflicción. Conviene aquí recordar a Mark Twain, quien lo explicitó de manera notable cuando afirmó: "He pasado por cosas terribles en mi vida, algunas de las cuales en realidad sucedieron".
Las preocupaciones son, precisamente, las formas más comunes en que se disfraza la ansiedad, algo así como un estilo habitual, en que cualquier situación es prevista por el individuo de la peor manera posible. Es muy frecuente que sufra mucho ante la posibilidad de "qué pasará sí", tendencia que no sólo se instala sino que puede empeorar con el paso del tiempo.
Quien padece de ansiedad siempre tienen una razón para vivir preocupado por algo, ya sea el precio de los alimentos, si olvidó cerrar alguna puerta, si fracasarán las vacaciones por alguna causa imprevista, si algún olvido no será un Alzheirmer incipiente o si la llegada tarde de algún familiar no implica que haya sido algo grave.tambien
Esta ansiedad solapada no sólo provoca un malestar significativo en quien la padece sino que, tambien, suele afectar su relación de pareja, las familiares, sociales, laborales o de otras áreas de su vida.
En la actualidad, miles de personas la soportan pero la viven en silencio por desconocimiento, verguenza o temor de expresarla. Se estima que el 79% de los argentinos tiene una preocupación permanente sobre las distintas situaciones de la vida cotidiana y un 25% vive muy ansioso.
La ansiedad suele tener distintos grados pero adquiere mayor seriedad en aquellos organismos que producen y liberan a la sangre adrenalina, noradrenalina y cortisol, hormonas que si se producen de manera intensa y prolongada resultan dañinas para el organismo. A nivel físico, se expresa con persistentes dolores de cabeza, úlceras gastricas, caída del cabello, cansancio frecuente, colon irritable, enfermedades cardiovasculares o infecciones reiteradas por disminución de las defensas.
A nivel psicologico, la ansiedad adquiere diferentes máscaras que los especialistas titulan como transtorno de ansiedad generalizada, ataques de pánico, transtorno obsecivo-compulsivo, fobias o transtorno de estrés postraumático, según sea la forma en que se expresan.
Siempre la ansiedad puede y debe ser tratada, ya que en la actualidad existen recursos efecientes para un tratamiento eficaz.


Dr. Abdala

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