domingo, 21 de agosto de 2011

Clave para estrechar la mano del ángel

     Como la navegación del barco siempre es entre dos puertos, el pensamiento juega entre dos conceptos, que a veces se oponen y a veces no...

     El guerrero de la luz a veces lucha con aquél a quién ama. Aprendió que el silencio significa el equilibrio absoluto del cuerpo, del espíritu y del alma. El hombre que preserva  su unidad jamás será dominado por las tempestades de la existencia; tiene fuerzas para superar las dificultades y seguir adelante.
     Sin embargo, muchas veces se siente desafiado por aquellos a quienes intenta enseñar el arte de la espada. Sus dicípulos lo incitan al combate.
     Y el guerrero demuestra su capacidad: con unos golpes, lanza las armas de los alumnos a tierra, y vuelve la armonía al lugar donde se reúnen.
     "¿Por qué haces esto, si eres tan superior?", pregunta un viajero.
     "Porque, de esta forma, mantengo el diálogo", responde el guerrero.

     Paz y actividad
     En el intervalo del combate, el guerrero descansa.
     Muchas veces pasa días sin hacer nada, pues su corazón así se lo exige.
     Pero su intuición permanece alerta. No comete el pecado capital de la Pereza, porque sabe adónde lo puede conducir:  a la floja sensación de las tardes de domingo, donde pasa el tiempo y nada más.
    Un guerrero descansa y ríe. Pero siempre estará atento.

     Prisa y paciencia
     Un guerrero de la luz necesita al mismo tiempo paciencia y rapidéz. Sabe que los dos mayores errores de la estrategia son imperdonables: actuar antes de tiempo y dejar pasar la oportunidad.
     Para evitar eso, el guerrero trata cada situación como si fuese única, y no aplicar fórmulas, recetas u opiniones ajenas.
     Dicen que el Califa Moauiyat le preguntó a Omar Ben Al-Aas cuál era el secreto de su gran habilidad política: "Nunca me metí en ningún asunto sin haber estudiado previamente la retirada; por otra parte, nunca entré y quise salir corriendo enseguida", fue la respuesta.
    
     Soledad y dependencia

     Un guerrero, cuando sufre una injusticia, generalmente busca la soledad, para no mostrar su dolor a los demás. 
     Es un comportamiento bueno y malo a la vez.
     Una cosa es dejar que tu corazón cure lentamente sus heridas. Otra cosa es meditar profundamente todo el día, con miedo a parecer débil.
     Dentro de cada uno de nosotros existe un ángel y un demonio, y sus voces son muy parecidas. Ante la dificultad, el demonio alimenta esta conversación solitaria, intentando demostrarnos lo vulnerables que somos. El ángel necesita la boca de otra persona para manifestarse.

     Un ángel y un demonio 
     Un guerrero sabe que un ángel y un demonio se disputan la mano que sostiene la espada.
     Dice el demonio: "Vas a flaquiar. No sabes cuándo. Tienes miedo"
     Luego, dice el ángel: "Vas a flaquiar. No sabes cuándo. Tienes miedo"
     El guerrero se sorprende. Los dos han dicho lo mismo.
     Entonces continúa el demonio: "Deja que te ayude"
     Y el ángel dice: "Yo te ayudo"
     En ese momento, el guerrero percibe la diferencia. Las palabras son las mismas, pero los aliados diferentes.
     Entonces dedica su victoria a Dios. Y, con las confianza de los valientes, coge la mano de su ángel. 




Paulo Coelho 


 

2 comentarios:

  1. Hermoso blog, que andes bien. Te sigo desde ya, te espero por el mío, suerte <3

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  2. QUE LINDO BLOG :)
    ME SEGUIS? Y TE SIGO?
    BESOTE..

    TE ESPERO EN MI BLOG :)

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